Suavemente, acerqué la mano a su rostro, parecía mentira que después de tanto tiempo estuviese a mi lado. Le acaricié el pelo y se lo aparté de los ojos. Rocé con los dedos el collar color azulado que yo le había regalado. Me sonreí a mí misma, feliz, de estar allí, tumbada en el sofá, después de una larga semana de vacaciones, junto a mi perro, al que tanto extrañé.
70 palabras GGB